miércoles, 19 de junio de 2013

Dimitir no es un nombre ruso

Primer Acto :  el Ministerio de Educación, o como se llame ahora,   hace pública la convocatoria de la evaluación de los sexenios, con fecha límite a final de Diciembre, y con plazo de resolución de 6 meses.   Hasta aquí, bussiness as usual.

Segundo Acto:  el Ministerio de Educación anuncia en el BOE del 14 de Junio  la "imposibilidad previsible" de tener listas las evaluaciones en el plazo de 6 meses,  un fracaso en la gestión del cuál no recuerdo  antecedentes desde que se pusiera en marcha el programa hace ya más de 20 años.  Como consecuencia  de su fracaso gestor, el Ministerio anuncia la extensión del plazo de evaluación por 6 meses más.

Tercer Acto:  el  19 de Junio, o sea,  3 días laborables después del segundo acto,  el ministerio me notifica el resultado (positivo)  de la evaluación de mi tercer sexenio, dentro del plazo establecido en la convocatoria inicial,  sin necesidad de hacer uso, al menos en mi caso, de la prórroga de 6 meses.

Se cierra el telón.

El público, aturdido y confuso, se hace las siguientes preguntas:
1) ¿Cómo ha resuelto la Secretaría de Estado los problemas logísticos que describía el BOE hace unos días?
2) ¿Cómo hay que interpretar el hecho de que la secuencia de "BOE anuncia retraso de 6 meses que no tiene después lugar" ya la hemos visto antes, en otro ministerio, en relación con el Programa Ramón y Cajal?.

A todo esto, es 19 de Junio de 2013,  y si no estoy equivocado, la convocatoria de proyectos  de investigación que deberían empezar dentro de 6 meses todavía no se ha lanzado, acumulando así 6 meses de retraso con respecto al calendario habitual.  Igualmente, los fondos relativos a los proyectos ya evaluados y ya concedidos, que empezaron oficialmente a comienzos de 2013, siguen sin ser puestos a disposición de los investigadores. Y la resolución del programa Juan de la Cierva sigue sin salir.

En el caso de que alguna secretaria de Estado de las concernidas por el contenido de este blog me esté leyendo, pongo en su conocimiento que, según la RAE,  "Dimitir" no es un nombre ruso (según google, el copyright de esta frase es para Jordi Ebole).

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