miércoles, 3 de junio de 2015

Proyectos de investigación frente a programas electorales

Me dio  por pensar el otro día  que  los programa electorales presentados por los partidos políticos para concurrir  a las elecciones tienen algo en común con los proyectos de investigación que escribimos los investigadores: ambos son el documento que presentamos   en nuestra competición   para lograr  puestos públicos y acceso a presupuesto.

En un proyecto de investigación el científico procura dar un breve relato imparcial de cuál es la situación de un determinado problema, propone unas objetivos, expone qué métodos va a emplear para lograrlos,  propone un plan de trabajo detallado, con un cronograma en el que se anticipan los plazos en los que se espera conseguir resultados, y solicita presupuesto   pormenorizado en una tabla,  para llevar a cabo el trabajo.  El proyecto es evaluado por otros expertos, en convocatorias de carácter competitivo, en las que al igual que ocurre en las elecciones, unos ganan y consiguen el dinero o el puesto, y otros se quedan sin nada.

Influido con esta forma de pensar,   me  puse a leer programas electorales de Madrid.  Me llamó la atención su estilo amateur,  plagado de buenas intenciones e imprecisión  y su sintaxis deslavazada.   En algunos casos el programa se reducía a un decálogo en una página.  No encontré cronogramas con plazos de ejecución ni tablas con presupuestos.  No esperaba otra cosa, dado que los proyectos se escriben para que los lean unos pocos expertos, y los programas se dirigen a toda la ciudadanía.  Con todo,  da qué pensar que  la escritura de  un proyecto de doscientos mil euros al ministerio, que te va a financiar un estudiante de doctorado,  requiera rellenar una memoria de 20 o 30 páginas,  y el programa electoral para gobernar la capital del país con un presupuesto de más de 4 mil millones de euros  pueda ser una cuartilla, o un texto que parecía redactado por estudiantes de secundaria.