sábado, 31 de mayo de 2014

Echando abajo la torre de babel

Mientras en España, esa pequeña   esquinita donde la espalda de Europa pierde su nombre,  seguimos exacerbando y glorificando nuestras insignificantes diferencias regionales,  poniendo barreras a la movilidad de la gente sacralizando lenguas regionales y demonizando la lengua común,  en otros rincones del planeta ingenieros e informáticos trabajan para derribar la torre de babel.  Windows acaba de anunciar que están preparando una versión del popular programa SKYPE que realizará traducción simultánea, que permitirá a dos interlocutores remotos hablar en su propio idioma y ser traducidos  en tiempo real, como ilustra el video:



  En el video adjunto,  Peter Lee, de  Microsoft Research,  menciona como ingredientes fundamentales para el desarrollo de esta tecnología conceptos como de matemática aplicada como "gaussian mixture model" y "deep neural networks". Ilusiona  pensar en las consecuencias que tendrá esta tecnología.  Combinando la extraordinaria potencia de cálculo de nuestros ordenadores personales,  tablets y teléfonos móviles, junto con el ingenio de informáticos, matemáticos e ingenieros,   será posible sortear en alguna medida la barrera idiomática.  

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?.   Más de 6 décadas han transcurrido desde que los Bell Labs anunciaran la invención del transistor,  posible gracias al desarrollo de la mecánica cuántica y la teoría del comportamiento de los electrones en semiconductores.   Aquel  transistor dio lugar al nacimiento de la electrónica,  pero fueron necesarios multitud de innovaciones y descubrimientos, fruto de una ingente labor de investigación fundamental, para poder integrar miles de millones de transistores en un chip.   El incremento exponencial de la potencia de cálculo, junto con el ingenio de una armada de programadores e ingenieros,   hacen posible que nuestra vida se parezca cada vez más a las películas de ciencia ficción que veíamos cuando pequeños.

Nada de esto sería posible sin la investigación fundamental. Como afirma Peter Lee en el video:  "Research is a long game, we are getting smarter every day and sticking with an understanding of the value of basic research we eventually get to a point when wonderful things can happen".  Cuánto me gustaría  esculpir esta frase en el despacho de muchos políticos.


jueves, 1 de mayo de 2014

Gasto en formación: cursos frente a universidades

Debido a dos escándalos de presunta corrupción en la Comunidad de Madrid y en Andalucía, los cursos de formación han vuelto a saltar a los medios de comunicación estos días.   En un interesante artículo,  periódico digital "El Confidencial" ha publicado que la Junta de Andalucía ha destinado a partidas de formación una cantidad cercana a los 7 mil millones de euros en el periodo 2007-13.   En la noticia comparan esta cantidad con el coste de la construcción del AVE Madrid-Barcelona.

 Me parece más pertinente comparar los casi 7 mil millones de euros  con el  presupuesto de una Universidad, cuya principal actividad es también, al fin y al cabo,  también la organización de cursos,  además de la labor investigadora.  Por ejemplo,  el presupuesto anual de la Universidad de Alicante es de unos 200 millones de euros.   La Universidad de Alicante cuenta con casi 30 mil estudiante y más de 2 mil profesores.  A razón de casi mil millones de euros al año,  la junta de Andalucía habría dedicado a cursos de formación el equivalente al presupuesto de cinco universidades como la de Alicante. 

Para no salir de Andalucía,  el presupuesto anual de las universidades de Granada y Sevilla, con más de 110 mil estudiantes en total,   no suma mil millones de euros al año.  Por tanto, incluso aunque cada euro destinado a cursos de formación hubiera sido gastado en escrupuloso y estricto cumplimiento de la ley,  el volumen del presupuesto dedicado a estos cursos plantea cuestiones que van mucho más allá de si hay, o no, un escándalo de corrupción: ¿es sensato que se invierta semejante dineral en cursos de formación, impartidos por organizaciones (sindicatos, patronales)  que no cuentan con la infraestructura, los recursos humanos y la experiencia para ello?.  ¿ Existe algún tipo de evaluación sobre los beneficios de los cursos? (y me refiero claro, a la inserción y/o promoción laboral de  los alumnos, no al lucro de los organizadores). ¿Ocurre lo mismo en todas las comunidades autónomas?

Si la formación universitaria deja mucho que desear en España, cuesta ser optimista al respecto de la eficiencia de una inversión tan grande, en manos de organizaciones como sindicatos y patronales. Creo que este debería ser el debate. Y además, si alguien ha trincado, que caiga sobre él todo el peso de la ley.