domingo, 27 de enero de 2013

¿Por qué invertir en Ciencia?

 El anuncio en el BOE de la semana pasada,  desglosando por  anualidades  la financiación de los proyectos del Plan Nacional de I+D,  ha dejado a  centenares de grupos que habían logrado la aprobación de su proyecto  con menos de diez mil € para el primer año de trabajo. Esta es la guinda de un pastel de 3 años de recortes severos en el presupuesto,  que han llevado al CSIC a apagar la calefacción y a suspender su programa de  contratación de investigadores jóvenes que,  unidos a la situación patética de las Comunidades Autónomas, incapaces de asumir sus compromisos con las Universidades,  dibujan una situación del I+D español  impensable hace cinco años, cuando éramos el país con más kilómetros  de vía de tren de alta velocidad y teníamos el sistema financiero más sólido  del mundo.

Los recortes en I+D muestran que hemos sido  confundidos con uno de los muchos sectores improductivos  que sobreviven gracias  a las subvenciones  que,  además, desactivan  la voluntad de buscarse la vida con más ahinco y de generar  recursos.   Lo de buscarse la vida lo dijo bien clarito  Carmen Vela, Secretaria de Estado de Investigación, en  su carta  publicada en Nature, recordándonos que  ahí están los fondos europeos, llenos de miles de millones de euros, esperándonos.  Y, más significativo aún, ahí están las declaraciones de  febrero de 2012 de Luis de Guindos pidiendo  que  la Ciencia "no sea algo abstracto sin frutos perceptibles e intangibles " poco después de que se anunciara que la Secretaría de Estado de I+D iba a pertenecer al Ministerio de Economía que él dirige, toda una pista de por dónde iban a ir los tiros.

Así, sin ánimo de ofender a nadie, y para que se me entienda, nos han metido en el mismo saco que al cine subvencionado español y De Guindos parece estar pidiendo  que nos parezcamos más a Hollywood o a Torrente.  Por tanto, urge responder a la pregunta del título de esta entrada,  que nos están planteando de manera implícita y sibilina  nuestros políticos,  al recortar nuestro sueldo primero, y nuestro presupuesto después:  ¿por qué invertir en Ciencia?.

Parte de la respuesta  es que España se encuentra en una encrucijada histórica. Tras décadas de avance económico que nos estaban permitiendo acercarnos al nivel de renta de Francia y Alemania,  estamos sumidos ahora en la desesperación de una crisis que afecta a casi todos los sectores de la sociedad y que nos aleja claramente de ese sueño.  El dilema de cómo salir de la situación se complica con la constatación de que España no tiene acceso fácil a las dos principales fuentes de riqueza:  la producción de tecnología y los recursos naturales.   Nuestra gran disyuntiva  consiste en  comenzar a ser productores de tecnología, precisamente ahora que falta dinero, o desistir en el empeño y quedar otra vez en la segunda división.

Pero esta respuesta es incompleta, porque  la inversión en ciencia es condición necesaria para poder ser una potencia tecnológica,  como muestran las estadísticas a este respecto,  pero no es condición suficiente.   Así, la desinversión en ciencia puede acabar con nuestro futuro tecnológico, pero la inversión no lo garantiza, y es ahí donde los científicos tenemos que  reflexionar y hacer autocrítica. Debemos empezar a pensar en cuál es el retorno de la comunidad científica española hacia nuestros contribuyentes.  Esta admonición va dirigida muy especialmente a los que, como yo, no justificamos sobradamente el sueldo dando clases en la Universidad y hacemos investigación de carácter fundamental.  La gente de la calle tiende a pensar que los científicos estamos ocupados resolviendo los problemas de la humanidad, pero  lo cierto es que, como decía Feynman, "la ciencia es como el sexo: a veces produce algo útil, pero ése no es el motivo por el que lo hacemos".   Así que, para poder seguir practicando, deberíamos intentar producir más "tangibles", y ser así menos dependientes de las decisiones de los políticos.

Como quiera que nos va a llevar un tiempo producir tangibles, hay un par de cosas que todos los científicos podemos empezar a hacer para estar menos expuestos a las inclemencias de la crisis: divulgar y organizarse.  Durante las  semanas en las que la opinión púbica fue casi feliz por el descubrimiento del bosón de Higgs, habría sido más difícil recortar la aportación española al CERN (aunque resulta que estamos pendientes de pagarla).  Y si la afiliación a nuestras respectivas asociaciones profesionales aumenta, y con ello su prestigio y representatividad, éstas podrán desempeñar una labor parecida a la de sus homónimas en países a los que aspiramos a imitar.

Finalmente, hay algo que  debemos evitar: que el justo cabreo que nos invade acabe colocándonos al lado de  Willy Toledo,  detrás de una pancarta, eligiendo bando  en la batalla de los partidos políticos.   Desperdiciaríamos así el gigantesco capital de talento y formación que se nos supone a los científicos, que debería permitirnos dar una respuesta a los recortes  alejada de populismos y demagogía.


3 comentarios:

  1. En mi opinión el problema principal es el desconocimiento que demuestran los responsables políticos sobre el funcionamiento de todas las piezas de un sistema científico bien engrasado. Cuando habla de intangibles y tangibles, el ministro se refiere simplemente a la producción de dinero mediante la explotación empresarial de patentes (el equivalente al éxito comercial de Torrente). El problema es el desconocimiento del camino que hay que recorrer inevitablemente hasta llegar a ese punto. Por ejemplo, en qué saco (tangible o intangible) colocaría la formación de personal investigador el ministro? Y a qué nivel de financiación de proyectos de investigación (siempre de calidad, por supuesto) está dispuesto a llegar el ministro para hacer posible la formación en cantidad y calidad suficiente de estos investigadores? Porque siguiendo con el símil cinematográfico, sin actores, técnicos de sonido, montadores, técnicos de efectos especiales, etc no se puede hacer Torrente. Y si llevamos el símil más lejos, la industria cinematográfica española podrá ganar algún premio internacional (un Oscar de vez en cuando o un paper en Science) pero la recaudación de El Señor de los Anillos seguirá estando a años luz de la de Torrente.

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  2. En mi modesta opinión, que ya hemos discutido hasta la saciedad, creo que el debate que planteas es un tanto falso. La tarea del científico, o al menos de una gran parte de la investigación científica, no es producir tangibles a corto plazo porque es absolutamente falso que el progreso tecnológico surja de la investigación dirigida. Creo que no hay ningún ejemplo relevante en la historia del progreso que apoye esa idea.

    Como dice Taleb, las revoluciones tecnológicas no son predecibles, surgen como Black Swans. Citándole: "we make toys, some of them change the world". La lista de ejemplos es abrumadora. Un ejemplo antiguo: el problema de dos niveles cuánticos y el láser (o la resonancia magnética nuclear). Algo más reciente: Internet y las touch screen. Ambas datan de los años 60 y estuvieron motivadas para resolver problemas prácticos para los científicos e ingenieros de la época. Por supuesto, nada que ver con el uso que se les da hoy en día con los Smart Phones...

    Por supuesto que la investigación necesita tener una motivación y unos objetivos. Y hay problemas que necesitan de acciones focalizadas y, a ser posible, rápidas de la comunidad científica. Pero pretender que los científicos que estudian el cáncer deben proporcionar cada tres años una patente nueva y eficaz es, obviamente, absurdo. Como bien dice Fran: ¿qué es un tangible? ¿sacar un producto al mercado?

    En mi opinión, hay que meter mucho dinero en entornos intelectualmente elitistas y tener evaluaciones de calidad rigurosas. Lo demás surge solo. Está todo inventado. Es el modelo Standford donde conviven Laughlin y sus cosas con Larry Page y su Google. Ése es el secreto.

    Por último, se nos olvida un hándicap que nos hace partir con desventaja: la falta de tradición. Mientras Edison estaba inventando el fonógrafo, aquí estábamos con las guerras carlistas (ya por la tercera). Además, una vez que han inventado el fonógrafo y pasan unos cuantos años, los cabrones de los anglosajones "generan" a los Beatles y a Dylan. En el año 1966, mientras los Beatles y Dylan publican "Revolver" y "Blonde on Blonde", respectivamente, Raphael daba el coñazo en Eurovisón con "Yo soy aquel". ¡Así no hay quien pueda!

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    1. Ramón, yo no estoy defendiendo la investigación planificada orientada a objetivos tecnológicos, for god's sake !. ¿Planes quinqueniales, FP7?. Ejem.

      El problema que intento describir lo tenemos como comunidad. Si el gobierno de los US decide recortar los proyectos de la NSF al día siguiente tiene a la AAAS publicando una nota firmada por 20 premios Nóbel, los inventores del ipad, el iphone, el circuito integrado, el laser, los que descifraron el genoma humano, que avergonzaría a cualquier político, los nuestros incluidos. ¿Qué podemos escribir nosotros?. Y para no comparar con US, que no es justo, comparemos con Corea del Sur o con Holanda. Las comunidades de l I+D holandesa o coreana podrían defenderse de un recorte del gobierno esgrimiendo que se compromete a Samsung o a Philips. Por tanto, tenemos que pensar en como mejorar como comunidad.

      En todo lo demás, básicamente de acuerdo. Lo de meter mucho dinero en entornos intelectualmente elitistas: pero encarguémonos de que nuestro entorno sea intelectualmente elitista !!.


      En cuanto al último párrafo, gran verdad. Pero si en lo musical teníamos al menos teníamos Raphael para intentar cubrir el expediente (o mejor, a Nino Bravo y Mike River), ¿qué hacíamos en España en el 74 mientras Steve Jobs enredaba en su garaje, escuchando precísamente a Bob Dylan?.

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