viernes, 20 de marzo de 2020

Organismo de prevención y gestión de catástrofes

En esta entrada quiero esbozar una serie de medidas que creo que todos los países deberían adoptar para mitigar el efecto de futuros brotes epidémicos.  La lógica de todo lo que viene a continuación es la misma que motiva  que todos los países disponen de un Ministerio de Defensa, un ejército y un presupuesto militar, para estar preparados para una eventual conflicto bélico que, afortunadamente, no ocurre casi nunca.

Vaya por delante que no tengo experiencia en nada de lo que aquí propongo,  y que mi especialidad es la física teórica. Seguro que hay gente más cualificada. Me atrevo a escribir estas líneas viendo lo bajo que está el listón y lo rematadamente mal que han hecho las cosas. Estas son mis propuestas, seguro que se pueden mejorar:
  1.  Creación de un organismo, con rango ministerial o de  Secretaría de Estado,  que se encargue de la prevención y la gestión de catástrofes. El organismo de prevención y gestión de catástrofes (OPGC)   tendrá competencias exclusivas,  sin transferir competencias a las CCAA, para asegurar la unidad de acción y para implementar  todas las medidas que se enumeran a continuación. La exclusividad permitirá además evitar la duplicidad o multiplicidad del gasto sin sacar nada a cambio: tener 17 consejerías de sanidad no nos ha valido de gran cosa para tomar a tiempo medidas contra  el COVID19.
  2. Creación y gestión por parte del OPGC  de un arsenal de emergencia, es decir de un stock de material sanitario (equipos de protección integral, material desinfectante), distribuido en varios depósitos a lo largo del territorio nacional, y debidamente custodiado (quizá en las instalaciones del ejército).  La   previsiones legales relativas a  este arsenal serán la misma que las del arsenal militar.
  3. Creación de un cuerpo de reservistas médicos y personal sanitario, constituido por todo el personal sanitario en activo, el personal sanitario en formación (a partir de 3 or 4 año de grado), y personal retirado menor de 75  años. El OPGC mantendrá una base de datos actualizada que permitirá la rápida movilización de este cuerpo de reservistas.
  4. El OPGC  emitirá con carácter mensual un informe sobre el nivel de seguridad mundial, teniendo en cuenta la existencia de brotes epidémicos y su evolución. Este informe será elevado al Consejo de Ministros, a la Unión Europea, a los países limítrofes,  y a todas las comunidades autónomas, que deberán responder con un acuse de recibo firmado por los gobiernos en pleno. Este acuse de recibo será publicado en la web del OPGC. Así, los responsables políticos no podrán aducir ignorancia.
  5. El informe  mensual  del OPGC tendrá una parte de carácter no confidencial que será publicada en la web del organismo y enviada a todos los medios de comunicación, estableciendo niveles de alerta, de forma parecida al protocolo existente con alertas terroristas. Así, los medios de comunicación no podrán decir que "no podíamos saber". 
  6. La red de hospitales y centros de salud públicos y privados reportará al OPGC de forma periódica (¿anual?) sobre la disponibilidad de camas y de unidades de cuidados intensivos. Así, el OPGC dispondrá de información actualizada de la capacidad de respuesta y de su distribución geográfica. 
  7. Cuando el OPGC establezca un nivel de alerta alto, el gobierno implementará el correspondiente Estado de Alarma, siguiendo para ello la legislación vigente, y con  las debidas garantías que  impidan que se coarten  los derechos individuales de forma injustificada.
  8. Redacción de una Ley de Alertas que permita, con las debidas garantías, la implementación eficaz del aislamiento de la población. Esto incluirá el uso obligatorio de teléfonos móviles con herramientas de geolocalización y toma de temperatura, y la creación de herramientas de inteligencia artificial para el análisis masivo de datos que permitan combatir una epidemia letal.
  9. Obligatoriedad de incluir  geo-localizadores en coches y motos, y su activación obligatoria cuando entre en vigor el Estado de Alarma.  A mí me asusta el Gran Hermano más que a nadie, pero me da más miedo que estemos expuestos a pandemias y que mi vida sea amenazada por el individualismo garrulo y la ignorancia rampante de los más tontos de la clase.  
  10. El OPGC establecerá una  jerarquía de niveles de alerta que regulan la prohibición automática, implementada en una ley de carácter estatal a tal efecto,  de eventos que reúnan a un número determinado de personas.
  11. Se establecerán sanciones , incluyendo privación de libertad y fuertes multas,  a los infractores de las medidas que el OPGC establezca, y que queden recogidas en la legislación que se habrá de redactar a tal efecto.
  12. Todos las instituciones públicas y todas las empresas con más de 50 empleados deberán elaborar un plan de contingencia en caso de catástrofe, dar formación a sus empleados, y tener un stock de material de protección propio, debidamente inventariado por el OPGC y activar el tele-trabajo.
  13. Todas las CCAA deberán desarrollar un plan de contingencia para impartir clases on-line en caso de cierre de centros educativos.  Este plan debería incluir el uso de canales de televisión  online para impartir clases.
  14. Se incluirá en los planes de estudios de  educación conceptos básicos de higiene personal, epidemias, contagios,  uso de mascarillas y guantes, y toda la jerga que estamos aprendiendo estos días, muy a nuestro pesar.
  15. Se destinará, por ley, un 5% de cada euro empleado en inversiones en Defensa a la investigación  científica en temas relacionados con epidemias, gestión de catástrofes, y  temas afines. Un 5% parece poco, pero es que Defensa invirtió  más de 2800 millones de euros en 2018.    Si le inyectan un 5% de eso, o sea,  140M€ al I+D español,  les aseguro que lo vamos a notar. 
El coste económico de todas estas medidas es relativamente barato, sobre todo si lo comparamos con el paquete de doscientos mil millones de euros que acaba de aprobar el gobierno. El carácter excepcional de las crisis, que con la debida prevención podrían evitarse completamente si se toman medidas a tiempo,  hacen asumible la limitación temporal y justificada de ciertas libertades. 

Por supuesto, escribo estas líneas con la ventaja enorme de conocer las consecuencias dramáticas de lo que ahora nos parece una imprevisión inaceptable. Precisamente porque ahora sabemos, es necesario adoptar políticas que impidan que se repita el infierno por el que están pasando  nuestro personal sanitario,  nuestros ancianos y personas vulnerables, cajeros de supermercados y de bancos,  soldados, policías y    limpiadores.

El crecimiento de la población y la  rápida interconexión  de todo el planeta, a través del intercambio de viajeros y mercancías,  hacen previsible que brotes víricos parecidos puedan volver a repetirse. Hay que estar preparados.  Ya lo decía Bill Gates hace 5 años, y no le hicimos ni caso. 

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