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sábado, 29 de junio de 2013

Messi, el fútbol y el I+D

Messi es noticia estos días por sus problemas con Hacienda. He leido que el jugador argentino ha hecho la declaración complementaria de 2010 y 2011 y ha pagado 10M€ a Hacienda y he pensado: hombre, con esto se puede pagar el programa Ramón y Cajal un par de años (175 contratos, a 33k€ cada uno).  Con el mismo dinero se podrían pagar unos 30 proyectos de investigación de 3 años, pero para eso habría que sacar la convocatoria (mando desde aquí un cordial saludo a Carmen Vela, que debe seguir secuestrada por Montoro y le recuerdo que se le ha acabado el invierno primero, y ahora la primavera, y sigue sin sacar la convocatoria de proyectos que empiezan en 2014).

Pero quizá Leo Messi pueda servirnos para algo más que pagar (tarde) un dineral en impuestos,  y para hacer muy feliz a los fans del Barcelona, y darnos disgustos a los demás.  Messi nos podría servir de ejemplo: ¿por qué gana   Messi tanto dinero?.  Obviamente, porque Messi tiene mucho talento (para darle patadas a un balón), y porque hay un sector económico que le saca partido.  ¿Y cómo funciona ese sector económico?. Pues con una combinación de apoyo público desmedido y de iniciativa privada en un entorno fuertemente competitivo.  El apoyo público se materializa en forma de derechos de televisión, que durante años pagaron los ahora arruinados canales públicos a los equipos, el guante blanco en todo lo que tiene que ver con recalificaciones urbanísticas de instalaciones deportivas, y la paciencia que tiene Hacienda para no exigir el pago inmediato del dineral que los clubes le deben a la cuidadanía.

Pero hay otros sectores que reciben dinero público y no generan el mismo  volumen de negocios que el  fútbol. ¿Como ha conseguido el mundo del fútbol convertir el talento de Messi en muchos billetes de 500€?. Veamos:
  • Competencia a todos los niveles: deportivos, económicos, recursos humanos.  
  • Evaluación objetiva de los resultados.   Aunque el año anterior intentaron  matar a besos  a Bielsa por sus sub-campeonatos con el Bilbao,  el "bullshit" puede durar como mucho un año.  O hay resultados, o te vas a la calle.  Y los ascensos, descensos, participación en competiciones internacionales se deciden mediante criterios objetivos (puntos, goles, ..). 
  • Busqueda de la excelencia.  Con tanta competencia y sin poder recurrir a las cortinas de humo, a los equipos de fútbol no les queda otra más que luchar por incorporar a sus filas a los mejores profesionales, dejando poco espacio para amiguísmos y otros criterios. 
  • Internacionalización del negocio: se fichan jugadores extranjeros a mansalva, y los españoles se van a jugar fuera, sin que nadie hable de una "fuga de piernas".  Se logran patrocinios de marcas extranjeras, se hacen giras por el extranjero.  
  • Movilidad: un año cualquiera la mitad de los entrenadores no acaban la temporada. De hecho, Mourinho era el entrenador más veterano de primera división, hasta el anuncio de su marcha.   Y  salvo excepciones, la trayectoria normal de un futbolista incluye al menos 3 equipos de fútbol en una década. 
Comparemos ahora con las Universidades Españolas, donde se hace el grueso de la investigación: 
  • ¿Competencia?. Se evita a toda costa. Los rectores actúan colegiados en la Conferencia de Rectores (CRUE).  Las Universidades no compiten ni por atraer alumnos ni por fichar profesores. 
  • ¿Evaluación objetiva?.  ¿Elabora y publica la CRUE algún ranking de Universidades Españolas? ¿Podemos acceder al listado de profesores que logran sexenios?.  Y el bullshit campa por sus respetos: ¿cuántos campus han recibido ya la etiqueta de "campus de excelencia internacional"? ¿Y cuántos están en el top 200 del ranking de Shangai?.  
  • ¿Busqueda de la excelencia?.  Menos de la mitad de los profesores de Universidad logra pasar la escasamente exigente barrera de lograr los "sexenios".  
  • ¿Internacionalización?. ¿Cuántos rectores extranjeros hay en España?.  Cero. ¿Qué porcentaje de profesores extranjeros?.  Conozco a poquísimos, que además tuvieron que convalidar sus títulos de universidades buenas extranjeras en un proceso que lleva más de un año. ¿Se imaginan a Ronaldo  convalidando su título de futbolista para jugar en el Madrid?. ¿Están las Universidades españolas  intentando captar estudiantes del extranjero?.  ¿Están estableciendo sedes en China, como han hecho universidades inglesas y americanas?
  • ¿Movilidad? : La falta de movilidad del cuerpo de profesores de Universidad en España está consagrada legalmente.  Un inspector de Hacienda podría ser trasladado de Cadiz a Lérida, pero sería imposible que un profesor de la Autónoma de Madrid pasara a trabajar a la Complutense sin aprobar OTRA oposición.  
Que quede claro que no propongo aquí copiar sin más el modelo del fútbol en el mundo académico, pero si que creo que deberíamos reflexionar sobre este asunto,  intentar analizar qué estamos haciendo mal en el I+D, e intentar copiarnos de lo que funciona. La alternativa es seguir renegando de  una sociedad en la que 22 tíos en calzones pateando un balón se forran, con la connivencia y generoso apoyo económico del Estado,   y esperar a la vez que esa sociedad  vuelva a dar más dinero al I+D, que ahora mismo está asfixiado.


lunes, 11 de febrero de 2013

Modelos de éxito y entornos competitivos

Uno de los grandes problemas del I+D español es la ausencia de modelos de éxito, de  ejemplos incontrovertibles de por qué es útil invertir en ciencia.  Consideremos  el caso extremo del proyecto Manhattan que hizo posible la fabricación y, lamentablemente, el uso de las primeras bombas atómicas. Durante la segunda guerra mundial el gobierno de los Estados Unidos   puso a trabajar  a varios  de los mejores físicos del momento, con el objetivo de fabricar una bomba atómica antes de que lo lograsen los alemanes.  Desde el punto de vista teórico,  la bomba atómica era  únicamente concebible gracias al conocimiento profundo de las fronteras de la física en aquel momento: la mecánica cuántica, la relatividad especial y la física nuclear. Que en menos de 3 años se lograse la fabricación de la bomba  es seguramente el resultado de la más extraordinaria concentración de talento que se haya producido nunca puesta al servicio de un objetivo específico, además de una inversión descomunal que involucró a decenas de miles de personas distribuidas en más de 30 laboratorios. 

El rechazo moral que suscita el uso de un arma letal contra población civil no debería impedirnos sacar otras conclusiones, como sin duda le ocurrió a la sociedad americana:  aquella panda de tios raros que hablaban de funciones de onda, partículas elementales, y toda clase de zarandajas intangíbles podían, en un momento dado,   cambiar el curso de la historia.    Así,  en 1945  los laboratorios de la compañía telefónica norteamericana  (AT&T) querían dar impulso a su unidad de Física del Estado Sólido que lideraba  William Shockley,   y  contrataban a un tal  Jhon Bardeen,  joven profesor  de la Universidad de Minessota,  que había pasado la guerra haciendo investigación militar en un laboratorio de la marina.  El problema que les traía de cabeza en aquella época era la poca fiabilidad de las válvulas de vacio.  Haciendo uso  de sus conocimientos de mecánica cuántica y física del estado sólido, ambas disciplinas incipientes,   en 1947 fabricaron  el primer transistor, basado en uniones semiconductoras.   La magnitud de la revolución  electrónica que este invento  hizo posible se ilustra con  un número: de acuerdo con Intel, en 2010 había en el mundo unos 80 trillones (millones de millones de millones)  de transistores. Al transistor le siguieron el circuito integrado,  los satélites de telecomunicaciones, el ordenador personal, la televisión en color, el video, el CD, internet, el DVD, el teléfono móvil, cada uno de ellos inspirado y fuente de inspiración de  modelos de éxito de inventos e inventores. 

¿Y en España?.  Digamos que en España los modelos de éxito han funcionado en el deporte. El breve paso de Fernando Martín por la NBA  inspiró a Gasol, Rudy Fernández, Calderón y compañía.  Quizá no habría Nadal ahora, sin Santana en los 60, y es difícil pensar que no haya una conexión entre el ejército de chaveles que  domina los campeonatos mundiales de motociclismo y los éxitos de Angel Nieto en los 70 y Aspar en los 80.    Lo mismo podemos decir del ciclismo,  y cabe pensar  que a la selección de fútbol le motivasen los éxitos de los clubes o los de la selección de basket.

¿Qué podemos aprender de todo esto?.   Por un lado, que sería una buena idea buscar nuestros modelos de éxito científico  locales,  desafortunadamente con menos glamour, pero que nos sirvan como punto de partida realista y para poder reivindicar nuestro I+D.  Por otro lado, todas estas historias  tienen un punto en común:  ocurren en entornos fuertemente competitivos donde prima la excelencia.   El proyecto Manhattan ocurría bajo la enorme presión de llegar antes que los alemanes al objetivo e involucró a muchos de los mejores físicos de la época. El I+D norteamericano se asienta en un sistema académico basado en la competencia de instituciones por contratar a los mejores profesores, atraer a los mejores alumnos para poder así captar fondos, vitales para su supervivencia. Y, obviamente, lo mismo vale para el deporte.  O sea, que quizá  el I+D español  debería imitar a nuestros equipos de fútbol...