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martes, 17 de marzo de 2020

El COVID19 como cisne negro.

Retomo el blog para intentar sacar algo bueno de la espantosa situación que está generando el COVID19.  Alguien dijo que nunca nada es un fracaso absoluto ya que siempre puede ser utilizado como contraejemplo. En este post pretendo usar el COVID19 para  ilustrar el concepto de "cisne negro", propuesto por el pensador Nassim Taleb en su obra homónima de 2007  como un ingrediente esencial para entender la vida, la historia y los mercados financieros.

Según Taleb un cisne negro es un hecho altamente improbable,  que es incluso considerado imposible, y que cuanto finalmente tiene lugar, trastoca de forma irreversible y dramática el estado del sistema en el que tiene lugar.  Ejemplos de cisnes negros sería la emergencia de la vida en la tierra, o más recientemente, los atentados del 11S de 2001 en  los EEUU,  o  el comienzo de la primera Guerra Mundial, o el crack de la bola de 1929.  No todos los cisnes negros son de carácter negativo.  Por ejemplo,  descubrimiento del grafeno, contravenía uno de los dogmas de la ciencia de materiales, la inexistencia de materiales bidimensionales.

El origen de la expresión  es el siguiente.  Hasta el primer avistamiento de un cisne de color negro por  parte de un europeo, todos los cisnes eran blancos.  Bastó un simple hecho,  considerado imposible hasta ese momento, para cambiar radicalmente la concepción sobre ese tema. En general, los ejemplos de cisne negro tienen consecuencias con mucho más calado que un mero cambio en nuestros conocimientos de zoología.


Volviendo al COVID19, ¿qué probabilidad había de que un único evento, la transmisión de un corona virus a los humanos,  tuviera lugar?  Aunque han tenido lugar  varios brotes  víricos   que guardan similitud en las últimas décadas,  el COVID19 no es algo que ocurra todas las semanas. 

¿Qué impacto tiene el COVID19? Aun es demasiado pronto para hacer un resumen, pero a fecha de hoy ya podemos afirmar que el COVID19 va a causar miles de muertos en todo el mundo, va a  impactar a la economía mundial en forma de estancamiento o de recesión.   El COVID 19 ya ha dado lugar a la cancelación de multitud de congresos científicos, eventos deportivos, ferias de comercio, el aplazamiento de elecciones en varios países.  El COVID 19 ha  generado el  aislamiento de millones de personas en sus casas, el tele-trabajo y la tele-escuela.

El COVID19 nos obliga a todos a ensayar nuevas formas de trabajar, de vivir, de comprar y de relacionarnos. Es muy probable que, cuando hayamos pasado este desafío,   muchas empresas, organizaciones y gobiernos fomenten con mucha mayor intensidad el tele-trabajo.  La globalización y la política de fronteras más o menos transparentes  serán también cuestionadas.  También es posible, y ciertamente deseable, que la sociedad se prepare para otras crisis similares, dado que  seguiremos estando expuestos a que un brote vírico en una ciudad que no sabíamos que existía acabe llegando en 3 meses al salón de tu casa.  La aldea global también era esto.

viernes, 10 de octubre de 2014

Ana Mato al mando del Prestige

Nassim Taleb es posíblemente uno de los pensadores más influyentes de nuestra época.  El tema central de su obra es que el pasado no puede emplearse para predecir el futuro.   Hasta 2001 nunca hubo un ataque terrorista con aviones contra rascacielos de Nueva York. Hasta 2004 nunca hubo un atentado con más de 190 muertos en Madrid.  Hasta 2010, los funcionarios nunca habían visto reducido su sueldo.  En 2008 nuestro sistema financiero era percibido por el presidente como el más sólido del mundo.  Hasta 2011, nunca un tsunami había hecho reventar una central nuclear.  Hasta 2013 nunca  había cerrado una televisión autonómica.   Hasta otoño de 2014, Madrid no era un lugar en el que nadie pudiera contagiarse del Ébola.

  Nos está pasando como al pavo protagonista de dos  de los libros de Taleb, "El Cisne Negro" y "Anti-frágil".  Se trata de un   pavo  de corral,  en los meses previos al día de acción de gracias. Cada día que pasa, el carnicero alimenta al pavo, que va ganando peso y acumulando evidencia experimental de que el carnicero es un tipo totalmente de fiar.    La confianza del pavo crece cada día e, irónicamente, nunca es tan alta como la víspera del día de acción de gracias en las que el pavo se convierte en una cena para cuatro.

 Afirma Taleb que el pavo es como nuestros expertos en evaluación de riesgos. Expertos como los políticos,  agitando los 38.6 grados de fiebre como si fuera la velocidad de la luz, o la constante de la gravitación universal, es decir, cantidades que se pueden medir con precisión gigantesca.  Cualquier licenciado en ciencias o en ingeniería debería comprender que es absurdo confiar ciegamente en un número con decimales cuanto se trata de un sistema tan complicado como un ser humano.

Hace unos ocho años los analistas de riesgos de Lehman Brothers y otro puñado de empresas de inversión y de seguros cometieron el error de suponer que el precio dos propiedades inmobiliarias eran variables independientes, es decir, que  si bajaba el precio de una casa no tenía por qué bajar el de la otra.   En los USA aun se están intentando recuperar de aquello.  Taleb lo vió venir, y otros lo vieron venir y apostaron por ello, haciéndose multimillonarios, como cuenta Michael Lewis en "The big short".

Otro tema central de la obra de Taleb es que no entendemos el mundo en el que vivimos, y no nos damos cuenta de que no lo entendemos.  Vivimos en un mundo tan complejo que creo que ni siquiera  los científicos entendemos nuestro ámbito de estudio , tras años de trabajo.  Bien, pues ahí tenemos a Ana Mato, licenciada en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid  (oh my god)  gestionando la llegada del Ébola a Madrid.   Llamadme pesimista, pero creo que Ana Mato   está tan preparada para gestionar este follón como Stephen Hawking para boxear.

 Algún columnista ha comparado la situación con el Prestige. No.   Si al timón del Prestige hubiera estado Ana Mato, y la decisión de ponerlo a navegar en nuestra cosa la hubiera tomado el gobierno, y si en lugar de petroleo llevase ÉBOLA,   entonces,  esto sería comparable con el Prestige.  No contentos con ser malos gestores, con trincar,  con tener el país patas arriba, lo que le faltaba a la clase política es hacerle la guerra biológica a su propia población.