domingo, 22 de septiembre de 2013

Competitividad: chip o cheap

Se nos ha pasado el verano, igual que la primavera y el invierno, y trás más de 9 meses esperando, la convocatoria del Plan Nacional de I+D de proyectos de investigación sigue sin salir. Dado el caracter anual de la convocatoria, esta anomalía tiene el aspecto de una mujer embarazada de 15 meses.  Así está, metafóricamente, a la Secretaria de Estado de I+D+I, Carmen Vela.   Prometía  Carmen en Julio, ante 400 testigos, que la convocatoria iba a salir seguro, y se nos dio a entender que en Septiembre.

Dentro de 14 semanas, con la Navidad de por medio, se acabarán los proyectos del trienio 2011-13, y un tercio de los grupos de investigación de este país se quedarán sin proyecto de investigación.  Comenzará así una andadura en el desierto para muchos colegas que conozco bien, que han realizado una labor impecable, en ocasiones heroica.   Estoy pensando en muchos profesores de Universidad, que cumplen con su obligación profesional de investigar rodeados de colegas que no lo hacen.  Me pregunto cuántos de los que cumplen van a tirar la toalla y unirse al alegre grupo de las cigarras.  Todo dependerá de la duración de la travesía del desierto, y aunque me consta que es grande el tesón, el sentido de la responsabilidad  y la pasión por la investigación,  por momentos parece que la legendaria incompetencia de la que está haciendo gala la Secretaría de Estado de I+D es aun mayor.

Me pregunto cuál es el concepto de competitividad que manejan en el  Ministerio de Economía y Competitividad, donde están depositados los restos mortales de la  Secretaría de Estado de I+D+I. Entendemos que la aspiración del susodicho ministerio es  que España se convierta en un país más competitivo.  Simplificando, hay dos maneras opuestas de conseguirlo. Una posibilidad sería aumentar el valor añadido de nuestro trabajo, por ejemplo, produciendo productos tecnológicos.  Para ello, habría que invertir en educación,  subir el nivel de preparación y exigencia, promover la iniciativa empresarial, fomentar la cultura científica y tecnológica, y  por supuesto invertir en investigación.  Haciendo todo esto, nos pareceríamos más a Holanda, California y  Finlandia, que basan su competitividad en los chips.

Luego está la segunda manera de ser competitivos, que es ser baratos.  Baratos,  para que cueste poco producir y así exportar y para que empresas extranjeras monten aquí sus plantas de producción.  Baratos, para que vengan los ingleses a emborracharse a nuestras playas.  Baratos, para poder montar casinos.   Una vida barata,  con pensiones baratas, con sueldos baratos.  O sea, parecernos más a Indonesia o Tailandia, que se basan su economía en ser cheap.

La diferencia entre el futuro que nos espera si vamos por la via de los chips o por la via de lo cheap es la misma que hay entre un Ipad y una baratija del bazar de los chinos, o entre el nivel de vida de un holandés  y el de un tailandés.  Qué desastre.

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